Para muchos, el mes de junio significa exámenes. Época de hincar codos y cruzar los dedos para aprobar y no tener que estudiar en verano. Aunque no siempre depende enteramente de nosotros… “No tuve suerte”, “me tocó un tema muy difícil”, “tenía un mal día”… Son algunas de las frases comunes que se repiten después de un mal examen.
A todos nos gusta poder desconectar en verano, relajarnos y limitarnos a disfrutar. Pero tampoco es el fin del mundo si nos encontramos en esa situación y nos vemos obligados a estudiar en verano para remediar la situación en septiembre, o si vivimos esta situación indirectamente a través de nuestros hijos.
Estudiar en verano no tiene porqué ser un trauma, ni mucho menos. Ni siquiera es necesario fijarse unos horarios inamovibles de clase que nos impidan disfrutar del verano y dedicarnos a todas esas actividades que no podemos realizar durante el resto del año. ¿Por qué no pruebas el método Swift?
Profesores nativos y clases individualizadas por videoconferencia. Para que aprendas a tu ritmo y elijas el momento del día que mejor te venga, sin alterar el resto de tus planes. ¡Incluso puedes irte de vacaciones y conectarte desde tu apartamento en la playa! Y, de paso, puedes utilizar lo que aprendas para relacionarte con gente de otros países e ir practicando lo que vas aprendiendo. Suena bien, ¿no?